Puigdemont ya no quiere la mansión de Waterloo tras convertirse en lugar de ‘peregrinaje’
Carles Puigdemont le había echado el ojo a una mansión en Waterloo, apenas a 20 kilómetros de Bruselas, con un alquiler de 4.400 euros mensuales que no son problema para el ex president porque paga Josep Maria Matamala, su inseparable y acaudalado amigo que le está facilitando y de qué manera su día a día como prófugo en Bélgica. Lástima que la prensa local, concretamente L’Echo, destapó este jueves la operación y, en vista de que no habrá lugar a la intimidad, Puigdemont ha optado por echarse atrás.
El imputado por rebelión, sedición, malversación y desobediencia no se conforma con poco y pretendía gobernar Cataluña -que no volverá a pisar hasta que cumpla con su responsabilidad y pase una larga temporada en la cárcel- en un inmueble de 550 metros cuadrados, seis habitaciones, tres cuartos de baño -sauna incluida-, cocina gigante, garaje para cuatro coches, terraza de 100 metros de superficie y jardín de 1.000.
Immo Dussart, la empresa que gestiona la propiedad, ha confirmado que Matamala ha llamado con la intención de romper el compromiso dada la relevancia que está teniendo la noticia en medios de comunicación y redes sociales. De hecho, este viernes a primera hora había decenas de periodistas entrando en directo en distintas televisiones frente al casoplón. Así, al menos por ahora, Puigdemont deberá conformarse con su suite de lujo que Joan Gaspart le regala desde hace meses.